Los ecosistemas de turberas juegan un papel fundamental en la lucha contra el cambio climático, ya que absorben y almacenan cantidades inigualables de carbono, sirven de refugio a especies poco comunes y contribuyen a los medios de vida rurales. A pesar de todos estos beneficios, corren el riesgo de desaparecer. En este Día Mundial de la Vida Silvestre, Sara Campanales Planas, responsable de Comunicación de Soluciones Basadas en la Naturaleza y la Tecnología de EcoAct, comparte el caso de éxito del proyecto “Katingan Mentaya Peatlands” desarrollado y gestionado por Permian Global y PT. Rimba Makmur Utama (RMU).
Gracias al apoyo de EcoAct, el proyecto ha permitido emplear las soluciones basadas en la naturaleza y la financiación del carbono en la conservación, restauración y gestión sostenible de un bosque pantanoso de turba en Borneo (Indonesia).
El Katingan Mentaya project (KMP), que EcoAct auditó sobre el terreno recientemente, se desarrolla en Kalimantan Central, en el Borneo indonesio, y se centra en la protección y restauración de 149.800 hectáreas de bosques pantanosos de turba en Indonesia. Este bosque, que constituye uno de los mayores bosques intactos de su clase, está amenazado en todo el mundo a causa de la conversión del suelo y del cambio climático.
Aunque las turberas solo representan el 3 % de la superficie terrestre1, son capaces de almacenar hasta un tercio del carbono2 del suelo y son focos de gran biodiversidad. Las turberas de Katingan albergan muchas de las especies endémicas de la isla, en particular, primates en como el orangután de Borneo (Pongo pygmaeus), el mono narigudo (Nasalis larvatus) y el gibón barbiblanco de Borneo (Hylobates albibarbis), en Peligro Crítico de Extinción, según la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Las estimaciones iniciales sugieren que más de 4.139 orangutanes de Borneo, 9.789 gibones y más de 540 monos probóscide deambulan por la zona. Estas especies desempeñan un papel único en el buen funcionamiento del ecosistema, por ejemplo, consumiendo y dispersando semillas de frutas mientras se desplazan por su hábitat, lo que beneficia la regeneración natural del bosque. La protección del bosque pantanoso de turba y, por ende, de estas especies, es beneficiosa tanto para la naturaleza como para los 43.000 miembros de la comunidad local que dependen de los servicios ecosistémicos que proporciona.
Como parte de los esfuerzos de conservación, KMP utiliza el monitoreo de la biodiversidad para identificar especies en la zona forestal, examinar el estado de sus poblaciones y, a su vez, diseñar y ejecutar acciones de conservación adecuadas. Como la zona del proyecto es tan extensa, vigilar este territorio puede ser todo un reto. Aparte de las patrullas periódicas sobre el terreno, la financiación del carbono ha permitido al proyecto desplegar tecnologías digitales avanzadas, como las cámaras trampa. Las cámaras trampa son eficaces para localizar especies escurridizas en zonas remotas y de difícil acceso, al igual que han permitido a quienes trabajan en el proyecto transformar y optimizar su forma de estudiar la fauna local.
Las cámaras trampa utilizadas en el proyecto son dispositivos digitales que se activan automáticamente con el movimiento y captan imágenes de los animales que pasan a su lado. Estas herramientas se han utilizado ampliamente en la investigación de la vida salvaje y han tenido un enorme impacto positivo en la conservación. Para el KMP, el despliegue de 200 cámaras trampa por toda la zona del proyecto ha confirmado la presencia del orangután de Borneo (Pongo pygmaeus), especie mundialmente en peligro de extinción, y del pangolín de Sunda (Manis javanica), que están clasificados en la Lista Roja de la UICN como “En Peligro Crítico de Extinción”, así como el magnífico leopardo nublado de Sunda (Neofelis diardi) que está clasificado como “Vulnerable”. Es importante señalar que el orangután de Borneo y el pangolín de Sunda están estrictamente protegidos por la Ley de Indonesia (Undang-Undang No.5, año 1990) y figuran en el Reglamento del Ministerio de Medio Ambiente y Bosques No.P.106, año 2018. Otros hallazgos sorprendentes incluyen avistamientos de la nutria de nariz peluda (Lutra sumatrana), una rara especie endémica del Sudeste Asiático que se creía extinguida en 1998.
Meyner Nusalawo, más conocido como Opo, es el Director de Protección y Cumplimiento del proyecto y está muy implicado en la vigilancia y monitoreo de la biodiversidad: “en la medida de lo posible, dejamos que los bosques hagan lo que mejor saben hacer: crecer, almacenar carbono y mantener a todas las especies que viven en ellos. La naturaleza lleva millones de años haciéndolo, solo tenemos que asegurarnos de que tiene espacio para prosperar”. Sin embargo, Opo explica que “como conservacionistas, hay ocasiones en las que debemos intervenir, ya sea para responder a alertas de incendio o impedir talas ilegales. Lo más gratificante, con diferencia, es el trabajo de vigilancia y control que hacemos para rastrear la fauna del bosque”.
En el pasado, los orangutanes estaban muy extendidos por todo el Sudeste Asiático, pero la destrucción y pérdida de su hábitat por causa del ser humano los ha llevado al borde de la extinción. En la actualidad, las tres especies de orangutanes (el de Borneo, el de Sumatra y el recientemente descubierto Tapanuli) están clasificadas como “En Peligro Crítico de Extinción ” por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
KMP alberga entre el 5 % y el 10 % de las poblaciones restantes de la especie de Borneo, estimadas actualmente en unos 70.000 a 100.000 individuos. Entre 1950 y 2010, la población experimentó un fuerte descenso del 60 %, atribuido en gran medida a la pérdida de turberas3. Esto explica el valor esencial del proyecto, que no solo protege con éxito su valioso hábitat, sino que vigila el estado de estas poblaciones restantes y actúa ante cualquier amenaza para su supervivencia.
El programa de seguimiento del proyecto combina estudios de campo y cámaras trampa, dos métodos eficaces y no invasivos para estudiar animales arborícolas como los orangutanes, que pasan la mayor parte del tiempo en las copas de los árboles. Se contrata a investigadores locales para realizar recuentos de nidos de orangutanes y se colocan cámaras trampa en toda la zona del proyecto, lo que proporciona datos de gran valor para estimar la densidad y distribución de la población. Hasta ahora, la investigación ha revelado que existe un gran número de orangutanes, pero su distribución es desigual en las zonas estudiadas. Aunque todavía no hay explicación para ello, los resultados han ayudado a diseñar otra ronda de muestreo aleatorio para mejorar la precisión de las estimaciones de población. La visión a largo plazo del proyecto consiste en identificar y estudiar los factores que influyen en la distribución de orangutanes, como la caza ilegal, para impulsar las poblaciones en las zonas de baja densidad y mantener cifras saludables en las más pobladas mediante medidas concretas de conservación.
Cámara trampa de una madre orangután de Borneo y su cría. KMP alberga entre el 5 y el 10 % de la población restante de esta especie. © Permian Global and PT. Rimba Makmur Utama.
El éxito del proyecto en la protección y restauración del ecosistema del bosque palustre de turba se debe principalmente al compromiso de las comunidades circundantes dependientes del bosque. Desde su fundación, el proyecto ha empleado un enfoque comunitario de la conservación, con el reconocimiento de los derechos de las comunidades a los recursos naturales. Por ello, se ha fomentado su participación en la toma de decisiones y se les ha proporcionado las herramientas y conocimientos necesarios para impulsar medios de vida sostenibles.
La gran aceptación y participación de las comunidades ha hecho posible uno de los logros más notables del proyecto hasta la fecha: el fin de la práctica tala y quema en una de las comunidades. Esta práctica agrícola es tradicionalmente común en la región y consiste en encender fuegos deliberadamente para despejar tierras de cultivo. Las turberas drenadas son especialmente susceptibles a esta técnica, ya que su suelo se compone principalmente de materia orgánica altamente inflamable. Incluso después de un incendio supuestamente extinguido, puede seguir ardiendo y propagándose bajo tierra, rebrotando en cualquier momento. Este fenómeno se ha denominado “incendios zombis” y es cada vez más frecuente debido al aumento de las temperaturas y la sequía, ambos relacionados con el cambio climático.
La degradación de las turberas no solo tiene efectos climáticos catastróficos al liberar a la atmósfera el carbono almacenado, sino que provoca la fragmentación y la pérdida de hábitat de especies en peligro de extinción como el orangután. Alarmantemente, la crisis de incendios de turberas provocada por el hombre en Indonesia en 2015 emitió alrededor de 16 millones de toneladas de CO2 al día4.
Con la intención de controlar mejor los incendios y, en última instancia, acabar con esta práctica destructiva, el proyecto creó un grupo de patrullas contra incendios para concienciar sobre sus peligros y explorar la zona para detectar y apagar los incendios forestales antes de que se propaguen sin control. La detección precoz es clave para evitar que los incendios penetren profundamente en el suelo y puedan causar más adelante incendios zombis.
Aunque al principio la comunidad local se mostró reticente a cambiar de método, hoy es la primera en informar de los incendios forestales. Murniah se unió a la patrulla de incendios forestales en 2019 porque, según confesó, “mi alma me llamaba a la acción”. Víctima ella misma de los incendios forestales, explicó que “durante los incendios forestales de 2015, muchas de las tierras de los aldeanos se quemaron, incluida la mía. Me pareció justo que nuestro pueblo tuviera su propia Patrulla de Incendios Forestales para evitar que ocurriera la siguiente tragedia”.
Murniah es solo uno de los muchos miembros que desempeñan un papel fundamental como bomberos y que han contribuido con éxito a que los incendios forestales sean hoy mucho menos frecuentes.
Para aumentar la financiación de proyectos como el de KMP, que benefician tanto a la naturaleza como a las poblaciones, es necesario contar con más inversiones que provengan de cualquier tipo de fuente: pública, privada, nacional o internacional. Si queremos mantenernos en el camino de los 1,5 °C, tal y como marca el Acuerdo de París, no solo debemos detener, sino también invertir la pérdida de biodiversidad y de servicios ecosistémicos, a la vez que tomamos medidas para alcanzar una economía baja en carbono.
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Bibliografía
Para aportar mayor claridad sobre el término, hemos creado este documento informativo que recopila las preguntas más frecuentes sobre la compensación de carbono entre las empresas.