Sabemos que para mantener la esperanza de la continuidad del planeta, tal y como hoy lo conocemos, dependemos de alcanzar el balance de cero emisiones netas. También sabemos que ello presenta verdaderos desafíos, pero… ¿Existe realmente el concepto de cero neto?, ¿cuáles son los retos a los que nos tenemos que enfrentar?, ¿qué cambios son necesarios para alcanzarlo?
Países, ciudades y empresas se han comprometido a alcanzar el objetivo de reducir las emisiones globales a la mitad para 2030 y limitar el calentamiento global a 1.5 °C. Ha habido un auge notable en los compromisos, pero es necesario acelerar la acción climática de manera urgente si queremos alcanzar el cero neto para 2050.
Respondemos a las principales preguntas en este blog:
Sí, el concepto de cero neto es real. Además, gracias a la reciente publicación del nuevo Estándar de Cero Neto de la iniciativa de los objetivos basados en la ciencia (SBTi, por sus siglas en inglés), actualmente, existe una definición internacionalmente reconocida.
En esencia, el cero neto es un estado en el que no se añaden gases de efecto invernadero a la atmósfera. Esto significa lograr un equilibrio entre lo que se emite y se retira de carbono en la atmósfera.
Según el Estándar de Cero Neto de la SBTi, resulta imprescindible que nos propongamos alcanzar este equilibrio para el año 2050, a más tardar. Esto nos deja un 50% de posibilidades de poder limitar el calentamiento global a niveles relativamente seguros. Por tanto, se trata de un objetivo muy real y urgente para todos nosotros, que está respaldado por la ciencia.
Si queremos evitar los impactos más catastróficos del cambio climático, debemos limitar el calentamiento global a 1.5 °C, tal y como indica la ciencia. Para lograrlo, deberíamos reducir las emisiones en un 7.6% cada año entre 2020 y 2030, a la vez que reforzamos los sumideros naturales de carbono. Esta no es una tarea fácil, pero es necesaria para alcanzar el estado de cero emisiones netas.
En octubre de 2021, la iniciativa SBTi lanzó el primer Estándar de Cero Neto para las empresas. En este estándar, se esboza un plan de acción claro para el establecimiento de objetivos creíbles de reducción alineados con los últimos avances científicos.
El objetivo cero neto requiere de una rápida descarbonización, por lo que recomendamos a las empresas que establezcan objetivos de reducción de emisiones a corto y largo plazo basados en la ciencia, de acuerdo con este estándar. Esto garantizará el alineamiento con el objetivo de limitar la temperatura global a 1.5 °C.
Según el Estándar del SBTi, el cero neto implica que las empresas se comprometan a una descarbonización profunda del 90-95% antes de 2050. Además, los créditos de carbono que se utilicen para compensar el 5-10% restante de las emisiones, deberán proceder de proyectos verificados que capturen carbono de la atmósfera.
Con estos objetivos, las empresas podrán demostrar un compromiso creíble de reducción de emisiones como parte de su estrategia de cero emisiones netas.
No cabe duda de que nos encontraremos ante muchos desafíos a lo largo del recorrido hacia el cero neto. A continuación, os dejamos algunos de los principales obstáculos que os podéis encontrar a la hora de poner en marcha vuestra estrategia de cero neto:
El COVID-19 ha supuesto un golpe muy duro para muchas empresas (por no hablar de los particulares) y su recuperación se ha convertido en una prioridad para muchas de ellas, lo que inevitablemente impactará en sus planes de sostenibilidad.
En los últimos dos años, hemos sido testigos del gran aumento de la presión en torno a la acción frente al cambio climático y, con el imperativo posterior al COVID de reconstruir a mejor o aspirar a una recuperación ecológica, cada vez más empresas lo ven como una necesidad.
La pandemia ha brindado una oportunidad única para replantearnos la forma de trabajar. Además, ha demostrado que la acción colectiva es posible, que la ciencia se debe tener en cuenta en la toma de decisiones y que los gobiernos pueden, y deben, liderar una acción climática urgente y efectiva. La forma en la que sigamos gestionando la recuperación del COVID-19 determinará nuestra capacidad de alcanzar el cero neto.
Básicamente, esto dependerá de la empresa y el sector, ya que cada negocio es único. Por ejemplo, si se trata de una compañía aérea, sería necesario invertir en cambios en la flota (aviones eléctricos e híbridos) y en combustibles sostenibles. Esto significa invertir en tecnologías que no son necesariamente rentables en el corto plazo, pero que son cruciales para alcanzar el nivel cero de emisiones netas, minimizar el calentamiento global y garantizar la futura resiliencia de la industria aérea.
Posiblemente, el cambio más radical que necesitan todas las industrias que hacen un uso intensivo de la energía es invertir al máximo en innovación y adoptar un enfoque más centrado en el futuro del negocio.
La economía circular representa un gran impulsor para reducir nuestras emisiones y debería formar parte del recorrido hacia el cero neto de cualquier organización.
Evidentemente, al realizar cambios para integrar la economía circular, debemos actuar con cautela y no trasladar la carga de las emisiones a otra área del negocio. Sin embargo, la idea que subyace al pensamiento circular es garantizar que no haya desperdicios ni excesos, y esto debería incluir tanto las emisiones como los residuos.
Por esa razón, recomendamos que se realice un análisis de ciclo de vida (ACV) de los productos y servicios o, incluso, que se piense en un análisis de ciclo de vida de la organización (ACVO), con un enfoque más global. De este modo, es posible comprender los distintos impactos de cada una de nuestras actividades, realizar análisis comparativos de las distintas opciones para poder tomar las mejores decisiones con conocimiento de causa, así como encontrar oportunidades para innovar.
Asimismo, recomendamos que este proceso no sea una actividad puntual, sino que se actualice periódicamente para activar un ciclo de mejora continua y garantizar que todas las prioridades de sostenibilidad estén alineadas.
Las emisiones de Alcance 3 pueden ser muy diferentes para cada organización. Lo primero, y más importante, es identificar los puntos críticos de vuestro Alcance 3, es decir, tanto aquellos que suponen un mayor volumen de emisiones, como aquellos sobre los que tenéis mayor capacidad de reducción. Puede haber aspectos de vuestro Alcance 3 cuyo cálculo sea especialmente complejo y estén fuera de vuestro control operacional.
Así pues, recomendamos poner el foco en aquellas tipologías de emisiones que sean más relevantes para vuestra empresa y grupos de interés. De esta forma, podréis entender mejor en qué áreas debéis centrar vuestros esfuerzos y qué palancas debéis accionar.
Para obtener información más detallada sobre cómo abordar el Alcance 3 y un estudio de caso sobre el compromiso de los proveedores, os dejamos nuestra hoja informativa que incluye nuestra metodología para comenzar a tomar medidas sobre las emisiones de Alcance 3.
El cero neto requiere de una rápida descarbonización y, por lo tanto, las empresas deberían establecer un objetivo de reducción de emisiones basado en la ciencia como parte de su estrategia de cambio climático. Con estos objetivos, las empresas pueden demostrar un compromiso creíble de reducción de emisiones como parte de su estrategia.
Lamentablemente, el cero neto no se consigue de la noche a la mañana, y eliminar todas las emisiones no va a ser tarea fácil (sobre todo a corto plazo). Aquí es donde entra en juego la compensación de carbono. Si apoyamos proyectos de compensación con múltiples beneficios colaterales que protejan y restauren los valiosos sumideros de carbono, podemos ayudar a construir infraestructuras renovables y apoyar a las comunidades. Con esto, podemos demostrar que estamos tomando todas las medidas posibles para responsabilizarnos de nuestros impactos.
Por esa razón, la compensación puede desempeñar un papel vital en la estrategia de descarbonización. De acuerdo con el nuevo Estándar de Cero Neto, las empresas deben lograr una reducción total de las emisiones del 90-95% y compensar el 5-10% restante mediante proyectos que capturen carbono de la atmósfera. Además, mientras se avanza hacia la consecución del cero neto a través de la reducción de emisiones efectiva, se anima a las empresas a invertir en proyectos de compensación de carbono que eviten o reduzcan las emisiones fuera de su cadena de valor.
En primer lugar, hay que comprometerse públicamente con el objetivo de ser cero neto, siempre aplicando las mejores prácticas. Es importante comunicar estos objetivos de forma transparente, comparable y precisa, en aras de conseguir una comunicación clara con terceras partes. Cuantos más seamos, mayor tracción conseguiremos para activar el cambio y allanar el camino para que el objetivo global sea alcanzable. De la misma forma, debemos continuar instando a los gobiernos a colaborar para que la acción climática encabece la agenda política.
Os animamos a participar en aquellas consultas públicas relacionadas con la acción climática dentro de vuestro sector para que tomen en consideración vuestras propuestas. Además, es importante asegurarse de que los gobiernos conozcan las particularidades de vuestro sector sobre alcanzar el objetivo de cero emisiones netas y reducirlas, y entiendan los desafíos de cada negocio.
Cada vez más nos estamos encontrando compromisos que van más allá del cero neto, como “carbono positivo” o “carbono negativo”. Aunque ningún compromiso puede ser demasiado ambicioso cuando se trata del cambio climático, aconsejamos evitar términos que no estén estandarizados cuando se hable de las declaraciones de los compromisos.
Tras la publicación del Estándar de Cero Neto de la iniciativa SBTi, el “cero neto” es el término que cuenta con un mayor consenso internacional. Además, debería ser el objetivo a largo plazo de vuestra organización para garantizar que los compromisos climáticos sean creíbles, sólidos y estén en línea con los últimos avances científicos.
Si os surgen dudas o necesitáis aclarar cómo vuestra organización puede actuar en consecuencia para abordar el cambio climático, no dudéis en poneros en contacto con nosotros.
Alcanzar las cero emisiones netas requiere de un cambio transformacional. Sin embargo, nuestro enfoque está pensado para facilitar el camino y apoyar a las organizaciones a mitigar los riesgos y a poner en valor las oportunidades.
No es sólo una vía para lograr el cero neto, es una hoja de ruta para la supervivencia del negocio a largo plazo.