En noviembre del 2021, los EcoActores Sara Campanales y Josh Holland viajaron a la isla de Marajó, en el estado de Pará de Brasil, para auditar un proyecto que tiene como objetivo preservar alrededor de 86.000 hectáreas de selva tropical y mejorar las condiciones sociales y ambientales de las comunidades que habitan en la región.
La relajación de medidas por la COVID-19 al final del año pasado permitió a EcoAct reanudar las visitas internacionales a los proyectos de compensación que apoyamos. Esto es un componente esencial de nuestro proceso de diligencia debida para asegurar el cumplimiento y la transparencia de nuestros proyectos. Nuestras visitas complementan las certificaciones y las auditorías periódicas realizadas por organismos internacionales de referencia y auditores independientes.
Para llegar al proyecto Marajó, los EcoActores Sara y Josh, junto a nuestro socio local, recorrieron, durante 12 horas, algunos de los ríos de la Amazonia brasileña, que albergan especies endémicas como los delfines rosas.
“En cada visita a Marajó, conseguimos conectar más con la comunidad local y la naturaleza. En esta visita en particular, tuve la oportunidad de hacer un nuevo amigo, un Kinkajú (Potus flavus) que localmente llaman “mono de medianoche”. Para mí fue una de las experiencias de contacto con la naturaleza más enriquecedoras que he tenido en mi vida”. Integrante del proyecto.
Marajó es un proyecto certificado bajo el programa VCS que comenzó en el 2002 y pretende preservar alrededor de 86.000 hectáreas de selva tropical. El principal objetivo es evitar la deforestación no planificada, proteger el ecosistema, y mejorar las condiciones sociales y ambientales de las comunidades que residen en el área del proyecto. Este proyecto único ha sido ofrecido por EcoAct a sus clientes durante muchos años.
En este caso, la venta de créditos de carbono permite promover la producción sostenible de alimentos y la creación de fuentes alternativas de ingresos. Estas líneas de acción están ayudando a prevenir la deforestación y contribuyendo al desarrollo sostenible de la región a través de un enfoque basado en la comunidad.
Anteriormente, las comunidades locales dependían financieramente de la venta de productos de madera, por lo que el proyecto ha proporcionado, a lo largo de los años, nuevas fuentes de ingresos para estas comunidades. El estado de Pará es el mayor productor de açaí, un fruto originario de Brasil, consumido en todo el mundo. En el 2014, el proyecto creó una cooperativa agrícola, dirigida por un presidente local elegido por sus miembros, para garantizar que sus productores sean remunerados justamente y tengan derecho a condiciones laborables favorables.
El proyecto brinda capacitación y formación a los miembros en la producción de açaí y cubre el coste de la certificación bianual de açaí orgánico.
Aunque el açaí es típicamente consumido como una fruta dulce en la mayor parte del mundo, los EcoActores se sorprendieron al descubrir que en Pará esta fruta es de hecho amarga y se consume con harina de tapioca.
En el área del proyecto conviven diversos grupos culturales, cada comunidad tiene diferentes costumbres y necesidades. Este hecho ha supuesto una dificultad a la hora de organizar trabajos en grupo a nivel regional. La cooperativa es, sin embargo, un ejemplo de que es posible trabajar conjuntamente entre comunidades para mejor las condiciones de vida de todas ellas. Aunque algunos inicialmente se mostraron reacios a unirse como miembros, la cooperativa ha duplicado su tamaño en los últimos años. Actualmente, hay 49 miembros de diferentes comunidades y más continúan uniéndose a medida que sus participantes continúan difundiendo sus beneficios.
“En Marajó, fuimos testigos de primera mano de la complejidad de implicar a comunidades ribereñas rurales y remotas, principalmente por el alto coste logístico. A pesar de este desafío, nuestros socios locales, a lo largo de los años, han generado una relación de confianza con estas comunidades y han desarrollado iniciativas sociales que han mejorado su calidad de vida. Todas las personas que conocimos estaban agradecidas al proyecto y motivadas para involucrarse en las actividades actuales y futuras”. Sara Campanales, EcoAct
Además de la producción de açaí, el proyecto supervisa la integración de la acuicultura dentro de las comunidades. Hasta la fecha, el proyecto ha construido dos tanques de peces de tamaño mediano y ha apoyado la administración y los gastos de estos tanques.
El objetivo es establecer prácticas piscícolas sostenibles que puedan ser introducidas y replicadas por las otras comunidades en el área gracias a la orientación y el apoyo de expertos locales y del proyecto en sí.
“Fue genial ver hasta qué punto las comunidades están involucradas en el proyecto. Recuerdo especialmente el día que un miembro de la cooperativa viajó desde lejos para hablar con nosotros y nuestros socios locales sobre la posibilidad de construir más estanques piscícolas. Había ido a la universidad y estaba familiarizado con las prácticas de piscicultura, que estaba dispuesto a poner en práctica para promover esta actividad en las comunidades aledañas para el beneficio de todos”. Sara Campanales, EcoAct
Dado el gran alcance geográfico del proyecto, se evalúan las necesidades individuales de las comunidades y se proponen periódicamente nuevas iniciativas. Durante varias reuniones con miembros de la comunidad, se mostró interés por el desarrollo de la avicultura y el apoyo a las mujeres artesanas.
Otro elemento clave del proyecto es apoyar la educación local. Durante su visita a Marajó, los EcoActores se hospedaron en la escuela local donde se ofrece formación profesional en prácticas agrícolas y forestales sostenibles para productores rurales. Desde 2017, el proyecto ha realizado donaciones a la escuela para cubrir los gastos de alimentación y proporciona becas para que los estudiantes adultos continúen estudiando en la universidad cercana. A la fecha, se han otorgado tres becas a estudiantes para la continuación de sus estudios universitarios.
“La logística aquí siempre es un desafío, más aún para aquellos que necesitan ir a la escuela. Por ello, las clases se imparten en cursos intensivos de 1 mes, reduciendo así el número de desplazamientos. Durante nuestra estadía en la escuela, tuvimos la oportunidad de conversar con los docentes y constatar que el apoyo del proyecto Marajó en los gastos de alimentación es fundamental para el buen desempeño escolar de los alumnos”. Integrante del proyecto
La escuela también apoya la educación de las mujeres en el área, con una proporción igual de estudiantes masculinos y femeninos matriculados en la escuela. Muchas de las mujeres que asisten a la escuela continúan trabajando y participando en el manejo forestal después de completar los cursos educativos.
El proyecto ha construido dos tanques de cultivo de peces para alimentar a los estudiantes cuando regresen a la escuela y ha construido un vivero de árboles dentro de sus límites. Al reunirse con los docentes de la escuela, los EcoActores descubrieron que el objetivo principal del vivero es cultivar semillas de árboles nativos productivos con valor comercial. Esta iniciativa contribuirá a la restauración de áreas degradadas y el cultivo de productos tanto para autoconsumo como para venta, fomentando la seguridad alimentaria y la generación de ingresos alternativos.
“Vimos de primera mano cómo el proyecto protege la rica selva tropical de la isla de Marajó. Al apoyar a las comunidades locales a través de la creación de medios de vida sostenibles, incluida la piscicultura y la producción orgánica de Açaí, el proyecto garantiza que los ecosistemas de la zona se conserven mejor para las generaciones futuras.” Josh Holland, EcoAct
El proyecto Marajó impacta positivamente en las comunidades locales en el área del proyecto y se alinea con éxito con varios de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. Al proporcionar las herramientas y el conocimiento para desarrollar industrias más sostenibles, el proyecto empodera a los miembros de la comunidad para preservar su medio ambiente y estimular el crecimiento económico.
Tras la reducción significativa de la deforestación, se protegen los sumideros de carbono vitales y se reducen las emisiones de carbono. Estos preciosos bosques que el proyecto ayuda a preservar son hábitats ricos en biodiversidad. Estos ecosistemas vitales están amenazados por algunas de las tasas de deforestación más altas del mundo.
Póngase en contacto con nosotros si está interesado en nuestras soluciones basadas en la naturaleza o, en particular, en el desarrollo de proyectos. Echa un vistazo a algunos de nuestros otros proyectos aquí.