Compensación voluntaria de carbono, ¿la responsable de todos los males?

La contribution à la transition climatique à l’aide de la compensation carbone offre des leviers d’actions et des bénéfices considérables.

Arnaud Doré

31 Ene 2023 6 minutos de tiempo de lectura

La contribución a la transición climática mediante la compensación voluntaria de las emisiones de carbono ha sido objeto de numerosos debates sobre su eficacia, sus limitaciones, la fomentación del “derecho a contaminar”  o simplemente sobre su utilidad. Es necesario valorar la magnitud de la compensación voluntaria de carbono, los impactos positivos que podemos observar cuando se aplica según las mejores prácticas y si cumple correctamente con los objetivos finales, al igual que los cobeneficios que aporta.

La compensación voluntaria, en el punto de mira de la acción por el clima

¿Cuál es la contribución real de la compensación voluntaria de emisiones al objetivo mundial de cero emisiones netas?

Desde su creación y la introducción de los créditos de carbono, se han evitado o secuestrado 600 millones de toneladas de gases de efecto invernadero (GEI). [1] Puede que estos 600 millones de toneladas no parezcan un gran logro a priori si lo comparamos con las 50 gigatoneladas que se generan anualmente a nivel mundial. Sin embargo, lo cierto es que estas toneladas se han evitado o secuestrado realmente, mientras que, COP tras COP, los representantes de los Estados del mundo parecen encontrar muchas dificultades para llegar a un acuerdo común para establecer límites, incentivos o sistemas de ayuda mutua que sean eficaces.

Además, el mecanismo de compensación voluntaria de carbono ofrece a las organizaciones recursos adicionales de actuación, que pueden ponerse en marcha de forma inmediata cuando las actuales obligaciones de las empresas para reducir su impacto ambiental son poco ambiciosas; por ejemplo, en Francia, solo las empresas con más de 500 empleados (250 en los departamentos franceses de ultramar) están obligadas a realizar una evaluación de GEI. [2]

Está claro que las iniciativas de compensación voluntaria de carbono que ponen en marcha las empresas (de forma más o menos rigurosa) generan mucha más polémica que la ausencia de acción (y por ende, de reducción) de todas aquellas empresas que no apoyan proyectos de compensación.

Ahora bien, es importante destacar que la compensación certificada de emisiones de carbono no distrae a las empresas de la reducción de sus emisiones. Por el contrario, las empresas que lo incluyen en su estrategia suelen alcanzar una reducción mayor de sus emisiones. [3]

El argumento de la reducción frente a la compensación, o el derecho a contaminar, pudo estar justificado al principio, en los años posteriores al Protocolo de Kioto, pero, actualmente, este argumento se ha quedado obsoleto.

Mientras las finanzas y el poder político no sean fuerzas motrices, la compensación voluntaria de carbono seguirá llevando el impulso de los proyectos de preservación/restauración

Existen enormes lagunas en cuanto a la ambición, los plazos y la financiación necesaria para luchar contra el cambio climático. Según el PNUMA [4], los compromisos de las partes del Acuerdo de París no solo conducen a un calentamiento global de entre 2,4 °C y 2,6 °C (muy por encima del objetivo de 1,5 °C), sino que incluso la financiación y medidas para llegar a este escenario continúa siendo globalmente incierta.[5]

Por lo tanto, es fundamental aumentar los flujos financieros hacia más inversiones que promuevan la reducción y el secuestro de las emisiones de GEI en todo el mundo. En este contexto, observamos que los organismos de referencia para los compromisos de cero emisiones netas (SBTi, ISO, HLEG) exigen objetivos de reducción basados en la ciencia, pero a la vez recomiendan que las empresas financien proyectos de calidad certificados para secuestrar y reducir sus emisiones residuales. Corresponde, entonces, a las empresas de los países llamados “desarrollados” responsabilizarse de sus impactos y financiar la reducción urgente de esta brecha.

¿Qué hay detrás de la compensación voluntaria de carbono?

Un mecanismo de financiación, pero sobre todo son proyectos.

Entonces, si este mecanismo basado en los créditos de carbono se califica como “indeseable”, ¿por qué las empresas no financian proyectos de secuestro o evitación de GEI sin utilizar créditos de carbono, si son idénticos los beneficios medioambientales y de imagen?

Sencillamente, porque muy pocas empresas pueden permitirse invertir durante un periodo de tiempo tan largo, en cantidades tan elevadas y, al mismo tiempo, ser capaces de controlar el correcto desarrollo del proyecto. Además, si desean financiar proyectos de secuestro, reducción o evitación de GEI, las instituciones financieras deben estar dispuestas a asumir el riesgo. La mayoría de las instituciones financieras simplemente no lo hacen, debido a la complejidad y los riesgos asociados a estos proyectos. Por esa razón, el uso de créditos de carbono pretende eliminar todos estos obstáculos.

Las consecuencias del cambio climático no nos esperarán: construyamos juntos en lugar de criticar

Resulta contraproducente criticar y condenar a las empresas que participan en estos sistemas certificados de compensación de las emisiones de carbono sin analizar realmente su estrategia de reducción ni los beneficios reales generados por los proyectos financiados (a menudo debido al desconocimiento de los procesos y metodologías). Podemos cambiar el panorama actual desafiando de manera constructiva las prácticas de las empresas en vez de criticar a aquellas que al menos intentan tomar medidas en favor de la lucha contra el cambio climático.

Una cosa es cierta, las consecuencias del cambio climático no alcanzan necesariamente a sus principales responsables y la cuestión de la financiación de las pérdidas y daños ligados a los riesgos climáticos es cada día más importante.

Para reequilibrar y actuar allí donde sea más necesario, las inversiones internacionales continúan siendo una de las mejores vías para impulsar la innovación y los proyectos relacionados con la preservación del medio ambiente (ya sea a través del MCV o mediante otros mecanismos)

El MVC, aunque mejorable, tiene el mérito de democratizar la contribución a la cooperación internacional a través de proyectos certificados de compensación de carbono y de hacer todo lo posible para acabar con las lagunas persistentes. Es el momento de estudiar y analizar objetivamente los proyectos de compensación certificados bajo el prisma de la adicionalidad, los beneficios y la implicación de las comunidades locales.

 

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Fuentes:

[1] Datos acumulados de los informes anuales « State of Voluntary Carbon Market »

[2] https://www.ecologie.gouv.fr/actions-des-entreprises-et-des-collectivites-climat

[3] Fuente: EcoAct, datos CDP 2020, correspondientes a la notificación de emisiones en 2019 (2020 fue un año especial, debido a los confinamientos). Análisis sobre 2550 empresas que informaron de sus emisiones en 2018 y 2019.

[4] « Emissions Gap Report », edición de 2022, publicada el jueves 27 de octubre de 2022 por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

[5] https://unfccc.int/fr/news/les-plans-climatiques-restent-insuffisants-necessite-de-plus-d-ambition

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