Conclusiones de la COP27: 4 puntos clave para las empresas

                      Las opiniones sobre los resultados de la COP27 son claramente dispares: el optimismo por un fondo de financiación histórico para ayudar a los países más vulnerables a hacer frente al cambio climático, contrasta con la decepción sobre la falta de ambición en la reducción ...

Chimdi Obienu

25 nov 2022 10 minutos de tiempo de lectura
Mathilde Mignot, Responsable del equipo NTBS Portfolio & Partnerships de EcoAct en la COP27

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Las opiniones sobre los resultados de la COP27 son claramente dispares: el optimismo por un fondo de financiación histórico para ayudar a los países más vulnerables a hacer frente al cambio climático, contrasta con la decepción sobre la falta de ambición en la reducción de emisiones. No obstante, las negociaciones intergubernamentales representaron solo un elemento más de la cumbre del clima. Las empresas y organizaciones participantes continúan avanzando hacia las cero emisiones netas, lo que refleja la comprensión, casi universal, de que todas las entidades son vulnerables al cambio climático y juegan un papel fundamental en la lucha contra la crisis climática.

El establecimiento del mecanismo de «pérdidas y daños», tras décadas de disputas, es una señal de la necesidad de medidas urgentes, de que los fondos públicos existentes son insuficientes y de que el sector privado debe apoyar la financiación climática. Esto se conseguirá a través de las nuevas iniciativas de financiación mixta que aparecieron en la COP27 y de una mayor coordinación entre las instituciones financieras públicas y privadas, así como mediante la inclusión de los departamentos de gestión y finanzas de las empresas en el debate sobre la estrategia climática. Más allá de un llamamiento a la acción para movilizar la financiación, existen otros resultados importantes a considerar y seguir en los próximos meses.

Tras asistir a la COP27, Mathilde Mignot, Responsable del equipo de Nature and Technology Based Solutions Portfolio & Partnerships de EcoAct, dijo:

A pesar de los avances logrados en la COP27, los esfuerzos actuales de los países para reducir la brecha de emisiones y de adaptación son insuficientes si queremos seguir en la trayectoria de 1,5°C. La COP27 ha demostrado que la acción sobre el cambio climático no puede ser llevada a cabo únicamente por los gobiernos. El sector privado desempeña un papel fundamental en la descarbonización mundial.

Además de establecerse y alcanzar Objetivos de reducción Basados en la Ciencia (SBTs, por sus siglas en inglés), las empresas están invirtiendo en soluciones climáticas emergentes, gracias a la financiación del carbono. De esta forma, contribuyen así al desarrollo y la innovación de proyectos de reducción y remoción del carbono de alta calidad a nivel mundial.

Con 16 años de experiencia en el desarrollo de proyectos, nuestro equipo dedicado a las Soluciones Basadas en la Naturaleza y Tecnología (NTBS, por sus siglas en inglés) de EcoAct está creciendo para acelerar el desarrollo de proyectos en todo el mundo, en colaboración con expertos en el terreno y clientes. Durante la COP27, tuve la oportunidad de reunirme con otros muchos otros actores importantes del Mercado Voluntario de Carbono, que están llevando a cabo proyectos con un impacto positivo en la naturaleza y en las comunidades. El cambio climático no se hace esperar, tenemos que actuar y obtener resultados lo antes posible, por lo que la implicación del sector privado cada vez es más necesaria para intensificar la acción climática.” 

1. Una trayectoria incierta hacia los 1.5°C

En los días previos al evento, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) informó de que no existía «ninguna trayectoria creíble» para alcanzar el objetivo del Acuerdo de París de limitar el calentamiento global a 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales. Algunos periodistas se mostraron de acuerdo con esta opinión, argumentando que era necesario abandonar este objetivo para definir una estrategia más concreta y realista.

El fracaso de los negociadores de la COP27 a la hora de alcanzar un acuerdo más ambicioso de reducir las emisiones demuestra que, desgraciadamente, puede ser solo cuestión de tiempo que los gobiernos se resignen a no alcanzar los 1,5 °C. El informe Global Carbon Budget, redactado por varios institutos de investigación europeos y publicado durante la COP, afirma que, si se mantienen las actuales trayectorias de emisiones, existe un 50% de posibilidades de que se supere la temperatura de 1,5 °C en tan solo nueve años. Conviene recordar que cada 0,1°C de aumento de la temperatura que se evita es muy valioso para el planeta y la humanidad. Un calentamiento de 2 °C sería crítico, ya que el IPCC prevé olas de calor más intensas, una mayor pérdida de ecosistemas naturales y una subida del nivel del mar más rápida que con 1,5 °C.

COP27 - Climate Action Tracker
Fuente – Climate Action Tracker

2. Alineamiento normativo: hacia la obligatoriedad de los informes sobre el Alcance 3 

En medio del sombrío panorama, la iniciativa CDP, a través de la cual casi 20.000 empresas divulgan información medioambiental, ha anunciado una nueva medida para armonizar la regulación internacional en materia de desarrollo sostenible. Se trata de la incorporación de las normas del International Sustainability Standards Board (ISSB) a sus cuestionarios actuales. Además, se espera que la norma ISSB Climate-related Disclosures Standard, que se publicará a principios de 2023, obligue a las empresas a revelar sus emisiones de Alcance 1, 2 y 3, así como a informar sobre su uso de compensaciones de carbono en el marco de cualquier plan de transición obligatorio, entre otras tareas. La decisión de CDP, a la que seguramente seguirán otras iniciativas y organizaciones, garantizará una información más eficaz y reducirá el número de normas divergentes que deben cumplir las empresas.

Incluso la Organización Internacional de Comisiones de Valores (IOSCO, por sus siglas en inglés), el organismo mundial encargado de la regulación de los valores, demostró su intención de seguir esta tendencia al lanzar una consulta sobre recomendaciones para el funcionamiento de mercados de carbono voluntarios y al posicionarse en contra de las prácticas de greenwashing.

3. Planificando hacia el cero neto – nuevas directrices

Con el lanzamiento de las nuevas Directrices para el cero neto de la Organización Internacional de Normalización (ISO, por sus siglas en inglés) en la COP27, las organizaciones disponen ahora de nuevas orientaciones sobre cómo establecer y cumplir objetivos climáticos. Además, estas directrices les servirán para evitar incurrir en el greenwashing, ofreciendo siempre información veraz a inversores y otras partes interesadas.

Entre otros puntos clave, las directrices señalan que el objetivo de cero neto a largo plazo debe complementarse con objetivos a medio plazo, y que las empresas solo pueden afirmar de forma creíble haber alcanzado el cero neto una vez que han llevado a cabo «todas las medidas posibles» para reducir sus emisiones. Asimismo, las emisiones residuales se deben compensar con remociones de alta calidad (es decir, basadas en la naturaleza o en la tecnología). Las empresas deben buscar colaborar con desarrolladores de proyectos de confianza para garantizar créditos verificables y de alta calidad. Además, se pide a las organizaciones que tengan en cuenta su responsabilidad histórica en el cambio climático, y se anima a las instituciones más grandes de los países desarrollados a que contribuyan con su «cuota justa» y establezcan objetivos más ambiciosos.

El Grupo de Expertos de Alto Nivel de la ONU sobre los compromisos de cero emisiones netas de las entidades no estatales publicó un informe con intenciones similares y una serie de conclusiones coincidentes.  Según las recomendaciones del Grupo de Expertos, además de centrarse en la reducción absoluta de sus emisiones, las compañías deben evitar seguir invirtiendo o construyendo nuevos suministros de combustibles fósiles si pretenden ser cero netas. Dicho de otro modo, si las organizaciones quieren que se tomen en serio sus compromisos medioambientales, no pueden asociarse con grupos, incluidas las asociaciones comerciales, que trabajen para perjudicar las políticas climáticas de los gobiernos. Con los nuevos marcos en desarrollo en los que se puede medir el greenwashing, las empresas ya no pueden decir que no han sido advertidas.

4. El futuro de la compensación de emisiones de carbono – la falta de claridad sobre el Artículo 6 

Aunque las compensaciones de carbono no deberían sustituir a la mitigación, desempeñarán un papel importante en las estrategias de sostenibilidad de las empresas en un futuro previsible. Por ello, es importante seguir el progreso del artículo 6 del Acuerdo de París, especialmente el artículo 6.4, que permite la creación de un sistema multilateral de comercio de carbono que interactuará con el mercado voluntario de carbono. La creación de una taxonomía específica de tipos de proyectos elegibles se ha retrasado hasta 2023, dejando la puerta abierta a las actividades basadas en los océanos (carbono azul), como la plantación de manglares y la fertilización de los océanos. Además, aunque el asunto se consideraba zanjado, algunas partes consiguieron reintroducir la posibilidad de acreditar acciones de evitación, como las que ayudan a preservar los boques.  Otra área de tensión es el deseo de algunos países de conservar el derecho a revocar la emisión de créditos, lo que dejaría a los compradores sin la información sobre su valor.

Con tantos aspectos sin cerrar, el objetivo de empezar a comercializar los créditos del artículo 6.4 en 2023 parece ahora inviable. Sin embargo, algunos países han avanzado en los acuerdos bilaterales, previstos en el artículo 6.2. En particular, Ghana y Suiza han acordado que el primero proporcione eventualmente créditos generados por un proyecto de reducción de las emisiones de metano procedentes de la producción de arroz, que se utilizarán para el objetivo de reducción de emisiones de 2030 del segundo. Esta acción tan temprana, cuando aún no se han ultimado las normas que rigen la transparencia y la notificación de las transacciones del , demuestra la voluntad de actuar incluso cuando el panorama normativo aún no está claro. Tras dos COP un tanto decepcionantes, al menos desde la perspectiva de los gobiernos, las empresas pueden seguir el ejemplo de este enfoque más emprendedor.

Conclusión

El próximo año, la COP28 acogerá el balance mundial, una evaluación colectiva sobre la aplicación del Acuerdo de París y de los avances hacia la consecución del  objetivo principal de limitar el calentamiento mundial a 1.5 °C.  Independientemente de que los funcionarios electos puedan ponerse de acuerdo sobre un lenguaje común o una estrategia unificada, el sector privado debe seguir respondiendo a las señales del mercado y a la demanda de los consumidores de una acción audaz, mediante la reducción de las emisiones, la canalización de la financiación hacia iniciativas medioambientales y la continuación de la innovación en soluciones bajas en carbono. Con nuevos marcos que dan a las empresas incentivos para actuar y orientación sobre la mejor manera de lograr resultados, hay muchas razones para mostrarse positivos ante los resultados de la COP27.

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